Recuerda: no te machaques cuando sientas ansiedad ante pensamientos negativos, puesto que no eres responsable de ellos. Son inevitables y es muy difícil controlar su existencia y aparición.

Parada de pensamiento Otra técnicas para eliminar pensamientos negativos de tu mente es la parada de pensamiento, eficaz en situaciones de baja intensidad emocional. Para ayudar a provocar la detención del pensamiento puede infligirse un dolor fileísico, como por ejemplo un pellizco o una palmada en la cara, lo que hará que toda la atención de la mente se centre en esa sensación.

Por ejemplo, si tienes miedo de fracasar en un proyecto, en lugar de ignorarlo o preocuparte, acepta ese miedo como parte de la experiencia y usa tus valores como guía para seguir adelante.

Recuerda que es un proceso gradual y que cada pequeño paso que des en dirección a una mente más positiva es valioso y significativo.

Si quieres dar con alguien positivo busca a quien es capaz de valorar todo lo que sucede en su vida, incluso las cosas malas. 

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Desafía tus creencias limitantes: Identifica las creencias subyacentes que refuerzan tus pensamientos negativos y trabaja en cuestionar su validez. Busca pruebas contrarias que te ayuden a generar nuevos patrones de pensamiento.

La negatividad externa, como las noticias impactantes o las interacciones tóxicas en las redes sociales, puede alimentar nuestros pensamientos negativos y afectar nuestro bienestar emocional.

Esta práctica puede ser tan simple como escribir una lista de nuestras fortalezas y leerla regularmente para reforzar una imagen positiva de nosotros mismos.

Cuestiona su veracidad: Una vez identificados, cuestiona la veracidad de tus pensamientos negativos. ¿Hay pruebas concretas que respalden esas Strategies? ¿Existen otras interpretaciones posibles?

La visualización positiva es una técnica en la que te imaginas a ti mismo en situaciones positivas y exitosas. Al enfocar tu mente en imágenes y emociones positivas, puedes cambiar tu estado de ánimo y reemplazar los pensamientos negativos con pensamientos constructivos y motivadores.

Aprender a ser compasivo requiere disciplina diaria, como si quisieras mantenerte en forma en el plano físico.

El miedo al fracaso y la incapacidad de cumplir con los propios estándares imposiblemente altos pueden generar una crítica interna constante.

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